lunes, 16 de junio de 2014

Alemania humilla a Portugal

Alemania 4 - 0 Portugal

Alemania es una selección monumental, moderna, capacitada, organizada y madura. Cristiano Ronaldo aún está hecho unos zorros. Y a Pepe volvió a pelársele el cable, esta vez en las barbas de un árbitro FIFA, Milorad Mazic, guardián de la limpieza del torneo que se dejó los paños calientes en la caseta. En la confluencia de estos tres hechos se explica la paliza sin paliativos de la selección de Löw a una Portugal muy menor, sin nueve, sin andamios en el centro del campo y con desarreglos defensivos inesperados. Lasnlesiones de Hugo Almeida y Coentrao y un penaltino señalado de Höwedes a Eder agigantaron el siniestro.
No cambió la raza, cambió el juego, y Löw supo darle un aire de modernidad a la histórica fiabilidad germana. No quedan en su fútbol alemanes de los de antes, si acaso Thomas Müller, que también va para Torpedo por su desaliño, falta de belleza y eficacia probada: ocho goles en siete partidos en los Mundiales. Pero en la Mannschaft no juegan ya gigantes de tres pulmones con un Volkswagen en las piernas, ni mandan un tanque por delante de la infantería. Sin un nueve, entregándose a la elaboración, cultivando el toque, agarrándose a esos seis campeones de Europa Sub-21 del 2009 que están en el punto perfecto de maduración, despachó a Portugal con enorme autoridad.
El partido lo manejó Kroos, un centrocampista del mismo diseño que Schuster o Effenberg, un Kaisercon buen juego en largo y en corto y magnífica lectura del partido. Le acompañaron bien Götze y Thomas Müller, cazador de goles, y menos Özil. Por mirarse en el espejo de la Roja a Alemania también le ha salido su Curro Romero.

Cristiano despegó bien, le regaló medio gol a Hugo Almeida, que se traspapeló en el remate, y probó luego sin ángulo a Neuer. No volvió a saberse de él hasta el descuento, cuando el meta germano le sacó un golpe franco con todo decidido Y Alemania se lanzó a por el partido sin freno. No pasaron apuros Boateng y Höwedes, centrales en misión de laterales, aseguraron la obra Lahm y Khedira (rozó el gol tras regalo de Rui Patricio), Joao Pereira metió la pata al hacerle penalti a Götze por descuidarse en el área (fue el 1-0), a Nani le traicionó el efecto de su empeine exterior en un latigazo de mérito y comenzó la sinfonía de Kroos y el desfile de Thomas Müller.
Portugal fue coleccionando desdichas. Se tragó un cabezazo de Hummels que resultó el 2-0, perdió a Hugo Almeida lesionado (pérdida muy poco lamentada, por cierto, porque Eder ofreció más entusiasmo y vigor) y se quedó con diez cuando Pepe manoteó en la cara a Thomas Müller y lo remató de un cabezazo leve pero inexplicable cuando creyó que el alemán fingía. Otra vez ese alboroto mental que cada poco ensucia la carrera del central del Madrid. En los fogones, Moutinho, Veloso y Meireles no le dieron a Portugal la superioridad que se le presumía en el centro del campo.
Alemania hizo el tercero, se sintió ya en la cima y se puso a la sombra, que era lo que aconsejaban el resultado y los 30 grados de Salvador de Bahía peligrosamente mezclados con una humedad del 86%. Aún así, Özil y Götze se aturdieron ante Rui Patricio en ocasiones inmejorables. Entre una y otra, a Coentrao se le hizo trizas el aductor. Pinta que el Mundial se acabó para él. También Hummels se torció de manera fea el tobillo, en un partido que dio para un capítulo de Urgencias. Y el insaciable Müller, pichichi en Sudáfrica 2010, firmó su hat-trick. Alemania se ganó al derecho a reconstruir su imperio.

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