El día que el Atlético de Madrid cumplía 109 años corroboró su billete para irse a Bucarest y pelear por quedarse con la joya que es la Europa League, la preciosa copa que levantó hace dos años en Hamburgo. Volver a ser campeón como en el 2010 está a un paso y eso será posible después de confirmar en Mestalla la reserva de viaje hacia suelo rumano que ya había hecho en el Calderón. No hubo remontada che ni nada por el estilo y el único que marcó fue Adrián, autor de un golazo con la derecha que volvió a mandar un mensaje a Del Bosque. El tanto del asturiano a la hora de partido acabó con lo que se daba y el encuentro tuvo un feo final por una tángana que originó el árbitro pitando un penalti por mano de Tiago que fue de Tino y que después no se lanzó. Al final, el que se fue a la calle fue Tiago, que pisó a Jordi Alba, abofeteó a Soldado y se perderá una final en la que no faltará el Atlético para medirse al Athletic. Nada se le pudo reprochar al Valencia en la primera hora, hasta el golazo de Adrián. Buscó el gol por todos los caminos pero no se lo permitieron. Unas veces Godín y Miranda, polícias de tráfico, impidieron el paso; otras, fue Courtois, portero de gran tamaño y no por casualidades de la vida. En Mestalla pareció medir hasta tres metros y tener alguna mano más que el resto.
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