martes, 8 de mayo de 2012
El Liverpool se venga del Chelsea
El caprichoso calendario traía a escena otro Liverpool-Chelsea tan sólo tres días después de verse las caras en la final de la FA Cup, que terminó en manos de los 'blues'. Se podría intuir otro tenso y bonito duelo entre dos equipos que, a pesar de gozar de un título, han estado muy lejos de lo que se esperaba de ellos esta temporada. Pero hay partidos que directamente no quieres jugar. Eso debieron pensar los jugadores del Chelsea, más pendientes de la inminente final de la Champions League frente al Bayern, que de dar la talla en el mítico Anfield. El Liverpool, con la venganza grabada a fuego en los ojos, no desperdició el regalo y aplastó a un insolente Chelsea. Los goles de Essien en propia puerta, Henderson, Agger y Shelvey, más el de Ramires por los visitantes, pusieron un justo 4-1, tal vez corto, en el marcador. El partido duró 45 minutos. O lo que quiso Suárez. El uruguayo estuvo presente en cada jugada del Liverpool, en cada pesadilla de Turnbull, sustituto de Cech que centró las iras de los 'reds' tras la derrota en la final del pasado domingo. En ese periodo, las ocasiones de gol fueron casi permanentes, dejando patente la fragilidad defensiva del Chelsea, muy lejos de las versiones férreas que exhibió en la semifinal de Champions ante el Barça, y poniendo sobre el tapete un ostentoso juego que no ha disfrutado Anfield ni un solo fin de semana esta temporada. El resto fue la voluntad de Carroll, insistente sin llegar a la pesadez. El corpulento delantero da muchas más soluciones a su equipo en cada partido de los problemas que jamás pueda crear. Carroll es un coloso por alto y sólo su desmañado juego con los pies le impide ser imprescindible en el Liverpool. De ese estatus presume Luis Suárez.
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