Italia 0-0 Inglaterra. Penales: Gana Italia
El último partido de cuartos de final dejó una buena noticia: Pirlo sigue en la Eurocopa. Los grandes torneos son de los grandes jugadores y Andrea Pirlo, de profesión fubolista-arquitecto, lo es: grande, muy grande. Él, 33 años ya, explica la superioridad de Italia sobre Inglaterra, personifica el nuevo estilo de la azzurra y permite fantasear con una diosa fortuna no siempre ciega, a veces caprichosa y enamorada del más valiente, el que más la cortejó. Pirlo existe para inventar líneas de pase y mover maquinaria pesada con pluma y tintero, un poeta al mando de un ejército. Inglaterra sólo fue mejor cuando funcionó la trampa de Hodgson sobre el cerebro italiano: Parker encima y Rooney, Welbeck y Gerrard cerrando los espacios. En cuanto bajó la presión y se aflojó el nudo, Pirlo escapó del cepo con su estilo liviano y su cadencia esponjosa: piensa rápido pero no juega ni rápido ni despacio: juega exactamente como tiene que jugar. Después, en la tanda de penaltis y con su equipo boqueando tras el fallo de Montolivo, lanzó el suyo a lo Panenka y enamoró definitivamente al destino. Los suyos volvieron a creer, los ingleses se tomaron el gesto como un mal augurio: Young y Cole fallaron y Diamanti selló el pase de Italia a semifinales. Contra Alemania. Suena a fútbol de siempre, a choque colosal. Tambores de guerra. Los penaltis, una tragedia constante para Inglaterra. Con esta, seis tandas perdidas en Mundiales y Eurocopas por sólo un triunfo, en 1996 y ante… España. Ahora, otra vez, se retira demasiado pronto con su historia, su pompa, sus circunstancias… y sus limitaciones. Esta vez con la coartada de algunas bajas decisivas (la más dolorosa Barry, esencial en el centro del campo) y con la cabeza alta después de caer como un Bulldog, rota antes que doblada. Durante media hora Inglaterra fue un trueno de contras rápidas, enorme despliegue físico e incursiones por la derecha de Milner y Johnson, al que hizo Buffon una de las mejores paradas de la Eurocopa, a bocajarro. Después apareció Pirlo, funcionó Italia e Inglaterra fue cediendo metros hasta terminar demasiado cerca de Hart, con Carroll achicando balones por arriba y Gerrard acalambrado. La prórroga fue un drama que precedió a otro: los penaltis, los fallos de Young y Cole.
domingo, 24 de junio de 2012
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