sábado, 1 de diciembre de 2012

El Valencia es aplastado por la Real Sociedad

La Real Sociedad deja contra las cuerdas a Mauricio Pellegrino. A ningún presidente le gusta ver pañuelos ni menos que se gire el respetable a increparle y Manuel Llorente ha escuchado esta tarde y por la mayoría de los presentes un “Llorente vete ya” que veremos que secuelas deja. La versión más ofensiva dela Real ha vapuleado a un Valencia y ha encendido la ira de Mestalla. Si la cosa venía torcida por el 4-0 de la pasada semana en La Rosaleda, imagínense como está el patio por Valencia tras el 2-5 de esta tarde. Y un detalle, porque las aguas tan revueltas que bajan por Mestalla no nos deben de privar de resaltar en el primer párrafo de esta crónica un gol, el de Dela Bella .Simplemente precioso.Sonaban tambores de guerra en Mestalla. Los ecos de la goleada en Málaga se palpaban en el ambiente y el Valencia saltaba al césped entre sonidos de viento. Con tal contexto el madrugador gol de Soldado era como una bocanada de aire fresco para los de Pellegrino. Ni se había cumplido el minuto 2 cuando Gago lanzó un balón al espacio con el que resquebrajó a la zaga donostiarra, que tuvieron que correr hacia atrás cuando Bernat y Soldado lo hacían con ventaja hacia delante. El canterano llegó antes que nadie a la línea de fondo y al primer toque colocó el balón en el sitio adecuado para que Soldado fusilada sin necesidad de alardes a Bravo.Pero ese gol casi dejó más en estado de ‘shock’ al Valencia que ala Real Sociedad. Montanier, por las circunstancias de no tener a ningún pivote de contención, no tuvo más remedio que sacar posiblemente el once más ofensivo que tiene y pese a las circunstancias del gol encajado, los donostiarras reaccionaron de la única manera que sabían sus futbolistas presentes: jugando al fútbol. Y vaya si jugaron durante el resto de la primera mitad.
A Griezmann (minuto 12) le sacó un mano a mano con los pies que en verdad no fue gol porque el palo no quiso; a Ifran (minuto 20) le dejó con la celebración en la boca con una estirada ejemplo de reflejos y flexibilidad; y, por quedarnos solo con las tres de matrícula, a Prieto (minuto 26) le privó del gol tras remate en vaselina de cabeza lanzándose cual gato saltando por los tejados.Pasaron 26 minutos desde el gol de Soldado hasta que el balón volviera a llegar a las inmediaciones de Bravo. No carburaba el Valencia. No estaba Banega y menos Feghouli. Gago hacía algo pero poco y el efecto Bernat se agotó con su asistencia a Soldado. Pero si un hombre trastocó los planes de Pellegrino y del resto de compañeros fue Jonas. Corría el minuto 40. De manera incomprensible y sin motivo, salvo que alguno de los dos protagonistas diga lo contrario, el brasileño le soltó un codazo a Zurutuza. Fue en la banda, en el centro del campo, en el transcurso de un saque de banda a favor del Valencia. Lo dicho, sin sentido alguno (si bien lo de soltar el codo en el fútbol no lo tiene nunca). Clos Gómez le pilló de pleno y sin dudar lo más mínimo expulsó a Jonas. La cara de tonto que se le quedó al jugador evidenciaba su pifia. La de Pellegrino perdonándole la vida cuando entraba hacia el túnel de vestuarios, también.Tras el descanso al Valencia le fue todo de mal en peor.La Realse gustó hasta límites insospechados por el equipo de Montanier. Quizás a partir de ahora se piense lo de alinear pivotes defensivos, porque sin ellos cada ataque era un alarde de precisión, una ocasión y la mayoría terminaron en gol. Mikel González hacía el 1-2 (minuto 56) a la salida de un córner e Ifrán definía a la perfección un contragolpe nacido de las botas de Bravo (minuto63’). Ese 1-3 fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de la afición.Ni el gol de Soldado hizo pensar en una remontada épica (minuto73’). Porquela Realen ningún instante se puso nerviosa. Mantuvo las constantes vitales y los de Montanier eran conscientes que el partido caería por su propio peso, porque a esas alturas las piernas de los valencianistas no iban y la cabeza estaba más en la grada que en el césped. Aguirretxe firmó el 2-4 con otra ejecución impoluta en su mano a mano con Diego Alves (minuto 83) y para que la goleada tuviera el siempre llamativo toque de la manita, Vela, posiblemente el mejor de los donostiarras (y mira que es difícil elegir), anotó en el90’el 2-5 al transformar un penalti.

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