Tras derrotar hace tres días al Real Madrid en el Camp Nou, el Barça tenía dos caminos. Uno pasaba por la relajación y la autocomplacencia que tanto temía Martino en la previa y el otro era aprovechar la inercia del triunfo del Clásico para reafirmar su posición dominante.
Descaradamente, el Barça se aferró a la inercia del ganador. Martino cambió las piezas, pero la contundencia no se resintió. El Barça está en racha. En un partido en el que el Tata rotó a piezas claves como Piqué, Xavi, Iniesta y Neymar, el equipo culé se llevó los tres puntos a base su mejor oficio en las dos áreas, que es donde se marcan la diferencias.
Cierto es que en la primera parte el Celta se vio perjudicado en una jugada en la que Fernández Borbalán apreció falta a Valdés cuando todo apuntaba a que Bartra fue el que cometió penalti a Charles antes de que Nolito marcara el que podría haber sido el gol del empate vigués. La jugada fue discutible, el partido, no. El encuentro fue propiedad del Barça y especular con lo que pudiera haber pasado a partir de ese momento es hacer un ejercicio de fútbol ficción.
El Barça ejerció en todo momento un dominio absoluto del partido y ese Celta que apabulló el sábado al Málaga no compareció por ninguna parte. La contundencia del fondo de armario del Barcelona se impuso claramente. La diferencia entre el plantel de Luis Enrique y el de Martino es sideral. Alexis y Fàbregas se encargaron de dejarlo claro a la primera oportunidad. El 0-1 en el minuto 9 del chileno tras jugada del centrocampista de Arenys allanó el camino de un Barça que viajó a partir de entonces con el viento a favor y con Fàbregas de timonel. Gracias a él llegaron dos goles que mantienen al equipo culé en el liderato de la Liga una semana más a base de rotaciones y contundencia.
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