En la FIFA no se aclaran. El Mundial de Qatar es una patata caliente desde el mismo día en que fue elegida la sede y parece que será así hasta 2022, año fijado para su celebración. O por lo menos para su comienzo. Porque podría terminar al año siguiente, en 2023. Así sería si atendemos a la declaración del primer ejecutivo de la FIFA, Jerome Valcke, que se deslizó en France Radio con la siguiente declaración: “El Mundial 2022 no se celebrará en verano. Se jugará entre el 15 de noviembre y el 15 de enero. Son las fechas en las que el clima es más favorable. Se jugará con una temperatura equivalente a la primavera en Europa, a unos 25 grados, que son perfectos para jugar al fútbol”.
La propia FIFA tardó poco en corregir a su secretario general. Por medio de un comunicado oficial explicó que “las fechas exactas del torneo aún no se han decidido y siguen en un proceso de consulta que incluye a todos los protagonistas: FIFA, federaciones, ligas, clubes, jugadores y patrocinadores. Como el Mundial no se celebrará hasta dentro de ocho años, pasará el tiempo necesario para tomar una decisión. No se tomará una decisión antes del Mundial de Brasil”.
En los últimos meses, los dos primeros espadas de la FIFA y de la UEFA han ido trabajando el terreno para un cambio de fechas. Blatter dijo en este periódico que “se eligió a Qatar con un informe en contra de disputar allí un Mundial en verano”, y Platini, también en estas páginas, añadió que “en Qatar no es que no se pueda jugar al fútbol en verano, es que no se puede dar un paseo”. Es cuestión de tiempo que le den la razón a Valcke.
jueves, 9 de enero de 2014
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