El equipo mancuniano salió vestido de negro y su noche no pudo ser más oscura: nulo en un ataque dondeRooney y Van Persie parecieron jugadores del pasado, sin juego en la media, donde Cleverley y Carrick no dan para más, y superado en una defensa de futbolistas al borde de la retirada.
Mientras tano Michel supo jugar su partido. El español se ganó en su tierra la fama de querer jugar bien a costa incluso de los resultados y en Grecia da la impresión de que se ha sacado el master en competitividad que le faltaba. Su equipo lucha con garra, defiende con inteligencia y gana. En su Liga (saca 20 puntos al segundo) y en la Champions, da igual. No importa que enfrente esté el Manchester United, con tres Ligas de Campeones en su palmarés. La idea es la misma y empieza en el buen hacer del portero Roberto, que no tuvo que hacer ningún milagro pero dio muestras de una seguridad implacable en cada salida. A partir de ahí su juego consiste en aprovechar los errores del rival, que ante este United son muchos. Así, tras varios avisos deHernánz Pérez, un mal disparo de Maniatis se convirtió en asistencia perfecta para que el Chori, antes del descanso, adelantara a su equipo con un buen gesto técnico.
La segunda parte fue más de lo mismo. El United sin intensidad ni intenciones y el Olympiakos con la ilusión propia del equipo que nunca ha llegado a cuartos. Así, el joven Campbell puso la puntilla a los de Moyes con un gol excelente. Sacó las vergüenzas de Vidic tirándose un caño y sorprendió a De Gea con una rosca sutil desde fuera del área. Van Persie pudo acortar distancias al borde del final pero solo ante Roberto mandó el balón al infierno griego.
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