El gol de Bale provocó una riada de madridistas rumbo a Cibeles. La cabalgada hacia la gloria del galés desató la euforia. Tanta, que nada más pitar el final Mateu empezó a cundir la impaciencia. “¿Cuándo llegan los campeones?, era lo más repetido en los corrillos de hinchas.
Mientras, el Madrid dejaba el aeropuerto de Manises, donde les habían despedido quinientos madridistas, y comenzaba la gran peregrinación masiva de la parroquia blanca en Madrid hacia la diosa. Por miles y miles, entre gritos, ruido de cláxones y trompetas. Un speaker se encargó de caldear aún más al ambientazo pinchando música y recreando en las pantallas los mejores momentos de la final.
A las 4:00 horas llegó el momento más esperado. El autobús del Madrid fue recibido en Cibeles con un rosario de cánticos. “¡Sí, sí, sí, la Copa ya está aquí”, “¡Barça, c……n, saluda al campeón!” y mimos para el gran ausente en la final, Cristiano. “¡Ese portugués, qué bueno es!”. Una vez que pudieron ver a sus ídolos acercar la copa a la fuente, vallada por la policía municipal, destacaron sobre todo los dos grandes héroes de Mestalla para el pueblo blanco. Uno, el de siempre, Casillas. “¡Iker, Iker, Iker!”, fue el cántico personal más coreado de la noche. El otro, un recién llegado, Bale. El galés fue aclamado por aficionados… y especialmente muchas aficionadas, que le hicieron entender el mensaje en su lengua natal: “Gareth, we love you!”.
jueves, 17 de abril de 2014
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