Italia 0 - 1 Costa Rica
Italia se miraba al espejo, enfrentada a un equipo que, con las supuestas diferencias de calidad, ha ensayado hasta el aburrimiento los planteamientos que tantos y tantos réditos le dieron a la tetracampeona del Mundo.Jorge Luis Pinto, seleccionador costarricense, se confiesa admirador de la Azzurra hasta la obsesión, no le duelen prendas al admitir que su imitación fue la que le ha llevado a este éxito de Brasil, superéxito ya: en un grupo infernal al que llegaba como cenicienta, Costa Rica ha conseguido ganar sus dos partidos ante dos campeonas del Mundo (Uruguay e Italia) y meter así a los ticos en los octavos de final de un Mundial por segunda vez en la historia. Parapetada en cinco defensas y un gran portero, vencedora en el minimalismo, Costa Rica fue más Italia que Italia.
Puestos los ingredientes en la olla había que probar de qué manera mezclaban dos maneras gemelas de afrontar un partido, desde una posición ganadora además (ambos vencieron sus encuentros de la primera jornada) y, por tanto, más conservadora aún. Ni Italia ni la 'miniItalia' Costa Rica intentan esconder ese arte tan (poco) especial de nadar guardando la ropa, con un zaguero siempre en la recámara. Pinto le llama a eso "estructura y equilibrio". En otros tiempos, con poca Prensa es verdad, aquello se denominó Catenaccio.
Con tanta precaución de un lado y otro, el peligro (y hasta el gol) tardaron en llegar lo que el despiste y/o el cansancio. Casi media hora. Pasado ese tiempo, conPirlo al violín y Balotelli en la percusión, Italia comenzó a ponerle música al pleito, pero SuperMario desafinaba. Primero le tiro floja una vaselina a Keylor Navas y luego el portero levantinista, uno de los hombres del momento y el lugar, le aguantó con entereza un disparo fuerte pero centrado.
En el juego de los parecidos le tocaba el turno de atacar a Costa Rica, que no perdonó. Pudo marcar de penalti si el chileno Osses hubiera visto lo que vio toda Pernambuco, un atropello clarísimo de Chiellini a Campbell dentro del área. Tuvo que ser la tecnología, instantes después, la que avisara al árbitro chileno de que el balón había traspasado la línea en un cabezazo de La Comadreja Bryan Ruiz, tras buen centro de Júnior Díaz (0-1, 45'). Júnior, por cierto, es hijo de otro Mundialista tico, Enrique Díaz Harvey.
Con el segundo gol de las máquinas se llegaba al vestuario, y de él se volvió con obligada audacia por parte de Prandelli, que prescindía del guerrero Motta por el estilista, aunque ciclotímico como Balotelli, Cassano. Navas le sacaba dos manos magníficas a Darmián y Pirlo, pero la efervescencia apenas si le duraba 10 minutos a los italianos, aletargados por el resultado y por el calor (30 grados) de la tarde. Con el partido agonizante y en tierra de nadie, la grada jaleaba con olés los pases de Costa Rica, revelación sin dudas del Mundial. La selección por la que a partir de ahora 'torcerán' los más soñadores, aquellos que construyen su ilusión desde la humildad y la pobreza.
viernes, 20 de junio de 2014
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