
Osasuna 1 - 2 Fc Barcelona
Hacía frío, era tarde y un manto de niebla cubría un muy poco incitante césped del Reyno de Navarra, largo e irregular. Y antes y después de todo eso, colgaba el 4-0 de la ida que había ventilado la eliminatoria salvo milagro estrambótico, que no ocurrió. Osasuna lo sabía, el Barcelona lo sabía y la noche fue de segundas unidades, tregua poco disimulada y cábalas sobre dos nuevos Clásicos, otra vez, a una semana vista. Para el Barcelona, el partido era un incordio que se saldó con una mala noticia: Fontàs se fue en camilla y tiene tocado el ligamento anterior cruzado de la rodilla derecha. También están fuera de circulación Villa y Afellay, Maxwell se ha ido a París y Keita a la Copa de África. Así que la plantilla parece corta y el calendario eterno, por lo que bien hará el Barcelona en cruzar los dedos para que no haya más problemas, ni un resfriado. Pedro, más olor a chamusquina, se fue con molestias musculares. Nada grave en principio. El Barcelona jugó con un equipo llenó de canteranos y Pinto de capitán, Mascherano en el centro del campo -cosa extraña, quién lo hubiera dicho- y algunos pesos pesados que necesitan puesta a punto: Pedro, Alexis y un Piqué que mostró significativos brotes verdes en Cornellá. Como no había mucha conclusión que sacar, lo más llamativo fue que Messi jugó la media hora final pese a la intrascendencia del partido y lo desapacible de la noche.
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