Iker Casillas cumple hoy 31 años y, como él mismo reconoce: "Estoy en mi mejor momento". No es el cumple de un futbolista cualquiera. Es un día especial para el que lleva el brazalete de capitán del Real Madrid y de la selección española. Un tipo sencillo, humilde, carismático, distinto y, por qué no decirlo, que tiene un ángel. A sus 31 años acaba de celebrar la consecución de su quinta Liga, un título que le ha llenado, a pesar de tener ya una carrera exitosa. "Sí, ha sido una Liga muy difícil de ganar, que nos ha costado mucho por el alto nivel competitivo de un rival como el Barcelona y la verdad es que tenemos que estar satisfechos del trabajo que hemos hecho todos. Pero yo quiero más y la próxima temporada queremos superarnos", dice Iker. Con 31 años se podría entender que entra en una edad peligrosa, de riesgo. Para cualquier jugador de campo significa meterse en la recta final de su carrera, en un momento en el que tiene que apurar cada uno de los partidos. Pero un portero, una demarcación distinta a la de otras, no tiene el mismo desgaste. A Casillas le queda cuerda para rato.
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