Alemania 1-0 Portugal
Alemania sigue de moda en las competiciones de tronío. Por saber reinventarse, por mantener sus costumbres de raza y amor propio, y por apropiarse de algunos dones tan españoles que están de moda. Su debut no fue brillante pero da sensación de que hay materia prima. Uno de sus ciertos ha sido apropiarse de la paciencia ante los cerrojos. Otro, nutrir a su centro del campo de más neuronas que caballos. Sólo le sobró el miedo con ventaja. Siempre pareció más que su adversario. Ganó a Portugal con más sufrimiento que justicia, ya que Pepe y Varela desaprovecharon dos ocasiones intermitentes de oro. Pudo pasar cualquier cosa y sucedió lo de últimamente. Que Mario mete más goles claves que Cristiano, ya pasó en la Champions, y que Neuer es más importante de lo que al astro madridista le gustaría. El conjunto de Löw sobrevivió gracias a su aire de mayor ambición, a su rocosa defensa y debido a sus diversas alternativas para solventar los problemas. Tras no encontrar el premio por la vía de la verticalidad a la que acostumbra, lo halló recurriendo al faro que siempre aparece para que jamás se marche el día: Mario Gómez. Esta vez, un centro medido de Khedira desde la derecha, cuando mayor era el atasco, valió para que el espigado delantero del Bayern deshiciera un empate tedioso al que se aferró Portugal durante demasiado tiempo. El gol, bonito por el pase y precioso por el remate, dejaba a esas horas el grupo B con tanto miedo como olor a muerte.
sábado, 9 de junio de 2012
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