La sencillez es virtud de buenos equipos. Denota que hay ideas claras y confianza en lo que se hace. México devoró al Brasil olímpico con un juego directo y rápido. Giovani Dos Santos y Chicharito Hernández apuntalaron arriba la gran labor defensiva de sus compañeros, la que redujo a nada el aura galáctica de Neymar, Hulk o Leandro. Brasil mostró una cualidad que había dejado en desuso: correr. El centro del campo tiene mucha movilidad y sus extremos hacen algo más que esperar la pelota para dibujar una filigrana inútil. Mano Menezes ha mejorado ese aspecto y tiene una pareja de centrales sensacional. Peca en la verbena instalada en los laterales y en la falta de un mediapunta con criterio. México tumbó a la base del equipo brasileño sub '23 de los Juegos por su punto más débil. Marcelo y Danilo dejaron descubiertas las zonas laterales. No lo advirtieron, no quisieron darse cuenta o su técnico no supo corregirlo. Y por ahí perdió el partido.
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