Fc Barcelona 3 - 2 Spartak de Moscu
El Barcelona se estrena con victoria en la presente edición de la Liga de Campeones tras un partido más complicado de lo esperado para los chicos de Tito. Tello estrenó el marcador, Alves anotó en propia puerta y Romulo puso a los de Emery por delante. Finalmente, Messi apareció para poner las cosas en su sitio con dos tantos, el primero a pase de Tello y el segundo a centro de Alexis.No suele el Barcelona jugar tan mal, y menos en el Camp Nou, y no suele recurrir al toque de corneta y la remontada por lo civil o lo criminal. Al ciclo glorioso del Barça se le asocian otros valores, una finura estética y una perfección que le suelen evitar estos tragos. Ballet y arquitectura y rivales mareados, admirados: rendidos. Por eso fue extraño y en cierto modo hasta edificante asistir a una rebelión del Barcelona contra las circunstancias, un impulso más racial que sinfónico. Más pólvora que purpurina, más cañonazos que versos. El Barça no cambió el estilo pero metió le metió el turbo, adrenalina, tozudez. Y ganó uno de esos partidos que se olvidan pronto pero que resultan instrumentales: el Grupo G ya queda cuesta abajo y la próxima cita es en Lisboa, ante el Benfica y en una invitación a dejar el pase a octavos a tiro de sentido común.El partido fue malo en esqueleto y desarrollo pero quedó adornado por los últimos veinte minutos del Barcelona, los de la remontada. Había entrado Alexis y luego entró Villa y el equipo de Vilanova empezó a enlazar ataques por todos los frentes y con todo el Spartak en su área o alrededores. Casi veintiún jugadores alrededor de Dikan y dos goles, los dos de Messi y los dos de ariete clásico: en el primero embocó un pase de la muerte de Tello y en el 3-2 (minuto 80) remató de cabeza en boca de gol y entre dos defensas un buen centro de Alexis. Así ganó un Barcelona que se había adelantado pronto con un buen gol de Tello, recorte y disparo raso y ajustado, y que había acumulado errores y pecados hasta verse contra las cuerdas. Un arranque discreto, un final al galope y, entre medio, casi una hora de fútbol insignificante en la que el Barcelona resultó irreconocible y durante la que echó terriblemente de menos a Iniesta
miércoles, 19 de septiembre de 2012
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