lunes, 24 de septiembre de 2012

El Real Madrid gana al Rayo, pero deja dudas

Rayo Vallecano 0 - 2 Real Madrid

El partido del sabotaje y de la amnistía a Sergio Ramos fue resuelto por el Real Madrid con una victoria rutinaria, de lunes de oficina. Un funcionariado correcto, pero nada emocionante. El Madrid fichó, echó la tarde y se llevó de Vallecas un 0-2 nada brillante pero muy pragmático. Recupera el pulso en la Liga, donde había perdido en sus dos desplazamientos, y mantiene al menos a la vista al Barça, al que espera una dura salida en Sevilla antes del Clásico. Si el Madrid realizó lo justo para ganar, correcto. Si el partido es una imagen fiel del momento en el que está, debería, al menos, ponerse en alerta. Benzema y Cristiano, de penalti, resolvieron un partido demasiado sencillo como para pasar por el escáner al Madrid.Pero donde de verdad es una madre el Rayo de Paco es en defensa. Di María tardó poco en apreciarlo y al cuarto de hora decidió abandonar la banda derecha y marcarse una diagonal que Cristiano premió con un balón profundo. El argentino hizo la pausa, esperó a que Benzema, inteligente, decidiese el desmarque y filtró el balón con precisión. 0-1.Con el Rayo derretido, el Madrid encontró una franja, entre el minuto 15 y el 30, en la que pudo resolver el trámite. Rubén y la mala puntería de Benzema, Modric o Cristiano impidieron que el Madrid matase un partido con veneno en el subconsciente blanco, imposible de obviar que había comparecido en Vallecas a once puntos de Barcelona, con dos derrotas fuera de casa en la mochila (Mourinho nunca concedió tres seguidas) y con el conflicto Ramos pendiente de resolución. Debió recordar esos miedos a la media hora, porque volvió a apagarse y a conceder demasiadas llegadas. Una de ellas no acabó en gol de milagro. Casillasreaccionó con grandeza a un remate de Delibasic yXabi Alonso, que despejó mal en la continuación, sí acertó a ponerse en el sitio correcto bajo palos y frustró el 1-1 de Labaka. El Madrid se fue al descanso con un sustito en el cuerpo y reprochándose no haber cerrado un partido que la defensa del Rayo le estaba poniendo en bandeja. El Madrid decidió dejar de vivir en el alambre a veinte minutos del final, cuando Amat cometió unas manos ridículas dentro del área. Cristiano, que había provocado la pena máxima, engañó a Rubén y cerró un partido en el que Pepe ganó más que tres puntos: un taco que Lass le clavó en una jugada que estuvo en el límite del accidente.

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