martes, 26 de marzo de 2013

Pedro empuja a España y es líder del Grupo

El gol de Pedro nos evitará muy probablemente la repesca, que era más contratiempo y riesgo que deshonor, después de un partido macho y con miga en el que Víctor Valdés tuvo efecto milagroso. El choque quedó en sus manos después de un largo pleito ante una Francia reconstruida y vigorosa a la que le fallaron Benzema, otra vez silbado, y la falta de tablas. Esta vez no hubo atracón de pelota, como ante Finlandia, y sí un sentido práctico del fútbol, bajo la instrucción de Xabi Alonso, que nos redime de descuidos y distracciones.Aquella obediencia táctica de los franceses debió venirse abajo a los cuatro minutos, cuando Iniesta metió un pase de exposición a la espalda de Jallet y Monreal lo mejoró con un envío preciso en fuerza y colocación a Xavi, al que el regaló le pilló desacomodado. A menos de diez metros y con Lloris entregado, disparó alto. Una medida de gracia que alivió a Francia.Francia tuvo más capacidad pulmonar que inventiva, se propuso conceder poco y no ofreció demasiado apoyo a Valbuena, un gran agitador, un jugador explosivo en corto, y Ribéry, siempre inquietante. Menos aún a Benzema, aquí gato triste y azul. Llegaron tarde al arreón final.Francia entró con muelles al partido. Saludó con una chilena de Valbuena y un trallazo lejano de Matuidi antes de los dos minutos. Ambos muy lejos del blanco pero que resultaron fuegos artificiales para meter al público en la fiesta. Y de inmediato, la realidad a la que debía enfrentarse España: una línea defensiva muy adelantada para que lo tuviera que suceder lo hiciera lejos de Lloris; un mediocentro ancla, Pogba, para quitarle las ocurrencias a Xavi, y dos más, Cabaye y Matuidi, fuente de energía del gallo, que sin la pelota se adentraban en campo enemigo y desbordaban a Valbuena y Ribery en busca de Busquets y Xabi Alonso. Ni un asomo de discutir por la pelota, entregada a España sin resistencia. La virtud de la posesión la dio por perdida de antemano.A partir de ahí, Xabi Alonso se echó a los lomos el partido y mandó España sin exageraciones ni grandes oportunidades, porque no supo excarcelar a Villa de la pareja Varane-Koscileny y tampoco se abrió horizontes por las bandas. Iniesta participó poco, dato horrible por inusual, y Pedro lo intentó casi todo de fuera hacia adentro. A menudo se perdió en el bosque cuando la ocasión exigía vencerse a la banda sacar de la trinchera a los franceses. Xavi no nos abrió demasiadas puertas desde su rol de enganche ni sincronizó bien la transición. Llegó justo de salud y se notó.Tampoco Kassai estuvo de nuestra parte, ni de la justicia. Le perdonó una amarilla de manual aJallet por una entrada que dejó quebrantado a Iniesta y se hizo el ciego en un penalti indisimulado de Lloris a Pedro. El meta atropelló, en arranque desesperado, al azulgrana cuando este se preparaba el gol a puerta vacía. El húngaro se ahorró la infracción y la roja. Y el percance pudo ser mayor porque Valdés le sacó, casi de inmediato, un mano a mano a Ribéry previo grueso error de Piqué. El susto nos duró hasta el descanso.En la segunda parte regresó el acordeón francés, que se estiró de salida y se encogió de inmediato. El primer impulso le llevó dos veces ante Valdés, obligado a una salida de alto riesgo. También probó Benzema, sin puntería en su cabezazo. Pero en cuanto Xabi Alonso filtró un gran pase a Iniesta, cuyo disparo alcanzó con la punta de los dedos Lloris, volvió a presentir el peligro. Fue más que una intuición, porque antes del primer cuarto de hora la Selección dio en el clavo. Pedro abrió a la izquierda e inició un sprint hasta el corazón de área, y allí le llegó el envío del fantástico Monreal, que supo controlar, esperar, adivinar y asistir. El remate del azulgrana, forzado, caminó a la red tras tocar en la cara de Lloris. No le dio tiempo al meta para poner otra barrera.Del Bosque tenía a Navas al borde del campo y estaba a punto de dar un paso atrevido y retirar un mediocentro. Con el gol llegó un volantazo no demasiado brusco. Entró el sevillista (nunca sobra un gran extremo), se marchó un Villa poco chisposo y se mudó Pedro a la parcela del nueve, de donde acababa de sacar petróleo. Y el partido perdió la cabeza, porque Navas, al que inexplicablemente se ahorró Del Bosque ante Finlandia, desencuadernó a la defensa francesa. Se cenó a Evra y sacó a los centrales de su vida sedentaria. Pero también la Roja caminó de sobresalto en sobresalto, entre el empeño de Ribery y el juego aéreo al que se apuntó siempre Varane.

No hay comentarios :

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Compartelo