La Juventus aplastó al Lazio y se llevó el primer título de la temporada en Italia. Con Llorente en el banquillo y el partido atascado hasta después del descanso, la balanza sólo se desniveló cuando los de Conte pisaron el acelerador y acabaron por pasar por encima de su rival. El Lazio plantó cara, pero terminó por deshincharse. Su buen mediocampo formado por Biglia, Ledesma y Hernanes invitaba a compactar lo máximo el partido y salir rápido al ataque, pues argumentos tenía para conseguir hacerlo. Por suerte para los juventinos, un inconmensurable Barzagli desbarató todos y cada uno de los centros laterales, tónica cada vez más repetida e ineficaz para generar peligro. La Juve, mientras, mantuvo la calma consciente de que partidos así los soluciona con naturalidad y suficiencia. La lesión de su llegador por excelencia Marchisio abrió la puerta a Pogba, que marcó nada más salir del banquillo.
Un gol muy Marchisio, por cierto: aparición desde atrás, reverso y disparo sin pensarlo dos veces, como debe ser. Tormenta. La distancia en el marcador elevó los riesgos y ahí es donde mejor se desenvuelve la Juve. En una contra sentenció Chiellini y poco después llegó la debacle lazial, formalizada en los tantos de Lichtsteiner y Tévez, su primero como bianconero. Lo único que faltaba por ver era a Llorente en acción, pero Conte lo mantuvo en el banquillo y no le dio minutos. El riojano no fue parte activa, pero levantó como el resto de sus compañeros el primer título de la temporada, la Supercopa italiana. El primero de muchos a los que opta.
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