El Real Madrid rompió la ley del silencio en un terreno de juego y aseguró en Nicosia que es mucho mejor equipo que el APOEL, que demasiado ha hecho con estar donde está. Los blancos encarrilaron su presencia en semifinales sin sudar, cambiando de marcha a la hora de partido, justo con la entrada de Kaká y de Marcelo, agitadores madridistas en el caliente GSP Stadium. Higuaín y Coentrao se marcharon del campo en el 63' y el Real Madrid, por fin, aceleró después de una hora de paseo por un césped en el que sólo tuvo el balón un equipo. Casillas no recordará un partido más tranquilo en su vida. Podría haber salido sin guantes o, incluso, quedarse cerca de Mourinho en el banquillo. Hubiese pasado lo mismo. Marcelo demostró que tiene que jugar siempre e inició la jugada del primero, bien entendida por Kaká, que metió un gran balón al corazón del área, por donde apareció el gato para abrir el marcador y olvidarse de la flagrante ocasión que falló a puerta vacía en la primera mitad. Benzema marcó en el 73' y el segundo llegó en el 81', cuando se lo guisaron y se lo comieron Marcelo y Kaká. El mejor lateral izquierdo ofensivo del fútbol actual entró como cuchillo en mantequilla y puso en bandeja el segundo al 8, que remató con delicadeza para decirle al APOEL que con La Décima no se juega.
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