La primera sorpresa de la Eurocopa está al caer. Holanda tiene pie y medio fuera del torneo después de caer contra Alemania. Y si los germanos quieren, algo probable por la rivalidad existente, podrán dejar fuera del torneo a los holandeses siempre y cuando su próximo rival, Dinamarca, puntúe. Porque los alemanes ya casi lo tienen hecho (les vale un punto) y sólo les quedaría saber cuál es su condición en los cuartos de final. Y a juzgar lo visto en los dos partidos todo huele a que lo hará como campeón. Su condición de selección favorita para alzar el trofeo no se ve truncada como le ocurre a su vecino del oeste porque su fútbol sí es el esperado por todos. Todas las líneas funcionan a la perfección. El juego de toque se impone al físico y eso, además de darle resultados, le da un glamour reconocido. Esta noche jugó con su rival como si se tratara de un niño inocente. Cedió la iniciativa a los holandeses hasta verlos confiados y matarlos en dos movimientos de ajedrez. Y con dos piezas: Schweinsteiger y Mario Gómez. Uno se movió y el otro golpeó.
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