Octavos de final del Mundial de 2010. Inglaterra pierde 2-1 con Alemania. Es el minuto 38 y Lampard lanza un potente disparo que golpea en el larguero y bota claramente dentro de la portería. Es el 2-2, pero ni árbitro uruguayo Jorge Larrionda ni sus asistentes lo ven. Por lo tanto, no le dan validez. Tras el descanso, Inglaterra recibe dos goles más, pierde 4-1 y se va para casa. Un par de meses antes de que se produjera esta jugada, la International Board se había negado por enésima vez más al uso de la tecnología en el fútbol. En cambio, Josep Blatter, presidente de la FIFA, presente en Sudáfrica, pedía perdón a Inglaterra dos días después y afirmaba que "el debate tecnológico" estaría sobre la mesa de la International Board en su reunión del mes siguiente. Dicho y hecho. Dos años después, ya está aprobado. Blatter confirmó ayer, en una entrevista para la página oficial de la FIFA, que esta jugada fue origen de la histórica decisión del pasado jueves: "Me quedé totalmente sin palabras. Ni siquiera pude reaccionar. Que no se concediese el gol de Lampard me dejó estupefacto. Al día siguiente, ya repuesto, declaré que debíamos empezar a pensar en la tecnología y en buscar la forma más sencilla de aplicarla en un partido".
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