Horas después que Van Persie comunicara de forma oficial que ha rechazado la última oferta de renovación del Arsenal, estaba cantado que el mercado iba a entrar en plena ebullición. La sola presencia de un delantero de primera línea como el holandés es motivo más que suficiente para que los grandes clubs necesitados de un crack afilen sus garras. Se ha repetido la historia. El Manchester City lleva tiempo esperando este momento, y más tras quedarse sin el refuerzo estelar del galés Gareth Bale. El PSG, con Ancelotti desesperado por buscar una pareja atacante a Lavezzi, ya calienta la chequera y el resto, a esperar. Es el caso del Barça, que parte en desventaja a nivel económico pero que juega con una baza muy a su favor: el club tiene constancia desde hace meses que Van Persie atenderá de forma especial a una posible oferta blaugrana. La coyuntura del Barça es de lo más delicada. El club desestimó hace tiempo la opción de presentar una oferta de traspaso al Arsenal para hacerse con los servicios de la estrella holandesa. Ni se consideraba el momento ni se estimaba necesaria su llegada ante la extensa nómina de delanteros que todavía conviven en el vestuario del Camp Nou. Pero las circunstancias pueden cambiar de forma sensible. La clave de todo el entramado radica en la figura de David Villa. El asturiano es otro de los cracks que figura en primera línea de la rumorología. El interés del PSG y de la Juventus todavía no se ha traducido en nada concreto, pero no cabe duda que una oferta de 25 millones de euros y la predisposición del futbolista a cambiar de aires sería un golpe de efecto tremendo.
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