Holanda 2 - 0 Chile
Van Gaal saborea la primera plaza del grupo y el regusto que le deja haber llevado a cabo una revolución en el fútbol de su país. Revolución exitosa, por lo visto. El castigo de acabar segundo de grupo fue para Chile, que tendrá que medirse con Brasil salvo hecatombe de los anfitriones. Es Holanda un equipo convencido del cambio que propone su técnico. Lo que hasta este Mundial era una selección cuyo estilo obligaba a dominar los partidos y generar juego se ha transformado en todo lo contrario. Ahora espera,acumula gente atrás, sitúa a Kuyt de lateral izquierdo y a Sneijder marcando individualmente al mediocentro rival.
No le ha importado desenmascararse a Van Gaal, cabezota y agresivo con todo aquel que se le ponga por delante en una rueda de prensa pero buen entrenador, al fin y al cabo lo importante. Es asombroso que haya podido convencer a sus jugadores de que todo lo que les enseñaron en las escuelas en las que se formaron ya no vale de nada. Y asombra aún más ver a gente como Sneijder obedecer a ese mensaje con la fidelidad de un soldado. El que un día fuera elegante jugador se remanga en el Mundial para torpedear salidas de balón como quien llevara toda su carrera haciéndolo.
Ante Chile volvió a ocurrir. Se tiró encima de Marcelo Díaz y convirtió en un fango el lugar por el que los chilenos debían pasar irremediablemente hacia la portería contraria. Porque esa es otra, la renuncia holandesa por completo a llevar la manija obliga a hacerlo a su rival, que en este caso también vive más cómodo cuando tiene que presionar, no construir. En pleno juego de miradas amenazantes hubo espacio para pocas alegrías. Felipe Gutiérrez pudo marcaren una jugada de estrategia pero también Robben tras una cabalgada de las suyas, una de esas que recomienda no perder balones en el centro del campo cuando Arjen está enfrente. Para él, de hecho, con la velocidad que tiene, el área empieza casi en el centro del campo.
Sampaoli andaba más inquieto que nunca, dándole vueltas a cómo arriesgar sin que el riesgo fuera excesivo. Paradójico. Pasó a jugar con tres delanteros metiendo a Beasejour y luego puso una defensa de cuatro cuando introdujo a Valdivia. Ni siquiera esas variantes despeinaron a los holandeses, que seguían estrictos en su plan de esperar y esperar. Y la espera tuvo sus frutos. En un córner sacado en corto, cuando sobre la cabeza de Chile empezaba a sobrevolar el cruce de octavos ante la anfitriona Brasil, Janmaat puso un balón perfecto que Fer cabeceó sin paliativos. Chile, al igual que España y Australia en las dos jornadas anteriores, también cayó en una trampa holandesa que Depay hizo más hiriente en el descuento tras otra carrera imparable de Robben. Sin Van Persie, con un Robben relajado, lejos del prototipo de fútbol que todos le presuponíamos, Holanda sentenció el grupo y ya descansa en octavos.
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