
Málaga 0 - 1 Real Madrid
A la nueva ronda de clásicos que se avecina en las dos próximas semanas llegó el Madrid por un camino bacheado y sin ahorrarse futbolistas ni esfuerzos. Sin Özil, Marcelo y Benzema hizo funambulismo en La Rosaleda. Con ellos alfombró su clasificación. El Barça le exigirá otra alineación y otra actitud. También le pedirá más a Cristiano, tristón y sin ángel. El Madrid, como en la ida, decidió pasar la noche abrazado al peligro. Y eso que invadió de salida el campo del Málaga, aunque no llegó a marcar el territorio, que una cosa es tomar posesión del partido y otra gobernarlo. Mourinho apeló al 'triángulo de presión alta', que suena a menos cobardón que trivote, pero no disfraza el mensaje. Al Madrid le tentó más conservar su renta que rematar al Málaga y se expuso demasiado. A Mourinho debieron entrarle ganas de cambiar otra vez a tres antes del descanso. Se conformó con dos, Khedira, lesionado en la mejor ocasión de su equipo en la primera mitad, y Kaká. Mientras el alemán engatillaba con la derecha, Sergio Sánchez dañaba su tobillo izquierdo. Kaká, en cambio, no sufrió más percance que su propia actuación, lejanísima de su precio. Le relevó Marcelo, cuyas burbujas no puede ahorrarse el Madrid. Tampoco las de Benzema.
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